El principi del final

El principi del final

dijous, 30 de juny del 2022

La falda corta.

Muchas veces trabajamos en sitios donde coincidimos con personas que sin motivo aparente pueden pasar años y no coincidir ni en una sola conversación. No pasar de monosílabos y/o hola y adiós. A veces ni eso. También pasa, que cuanto mas grande sea el lugar de trabajo y cuanta mas gente haya, encontrarás personas con las que no te lleves del todo bien. No compartas camino y no haya entendimiento ni a la hora de mantener una conversación simple de cualquier aspecto de la vida. Pero tengo la solución amigas. Una vez trabajé en un sitio, dónde pude hacer un experimento social, de esos que a veces haces contigo y tu propia vida. Era una empresa de unos cuarenta o cincuenta trabajadores repartidos en diferentes salas de la misma planta. Varios departamentos trabajando juntos. Algo así como un Wall Street de la peli de Leo DiCaprio para que os hagáis una idea. Había una de gente hablando y dando vueltas para arriba y para abajo diariamente que ni en Paseo de Gracia, tú. En fin, a lo que voy. Yo visto con faldas, como ya sabéis, en invierno con mallas/leotardos negros y faldas de pana, telas gordas, tejanas, etc. Y en verano con faldas de verano. Que cosas. El tema, es que evidentemente, al ser mi prenda favorita, debo de tener unas veinte faldas de invierno y como cincuenta de verano. Sin exagerar y sin añadir vestidos. Todas de diferentes estilos, colores, telas, mas parecidas o menos, y para todo tipo de salidas, situaciones y estaciones. Y evidentemente unas más largas que otras. La cosa, es que entro nueva en esta empresa. En primavera. Por lo que, mientras llevo medias negras debajo de las faldas (ya no leotardos) ningún problema. Pero llega verano. Y yo que soy tan basta como precavida, siempre me pongo shorts debajo de la falda para no condicionar mi movilidad a estar pendiente 24/7 de no enseñar mi DNI por ahí. Es decir, me puedo sentar con las piernas abiertas que nunca me vas a ver nada. Nunca. Total, llego un día a la oficina, con una minifalda que no se, quizás estuviese cuatro dedos por encima de mi rodilla. Que si, que soy pati-larga y siempre se me ve mucha pierna, pero vaya a la oficina tampoco he ido nunca con mis minifaldas o vestidos que los cuatro dedos son por debajo del toto, sabes? En plan, me curo en salud y conservo aquello de que las faldas y vestidos cinturones son para la noche o para otras ocasiones. Pues total, ya llevaba unos mesecitos trabajando y ya tenia localizada gente que no me hablaba ni aunque le invitase a un café, gente que no saludaba ni aunque pasaras treinta veces por su lado saludando y gente que me hacía dudar de mi propia existencia y plantearme si estaba yo allí pintada o era real mi presencia puesto que aunque hiciese comentarios en voz alta del tiempo, nunca me contestaban ni hacían un mínimo gesto en señal de haberme escuchado. Y llega el día, en que me pongo una mini falda. Con mi pantaloncito debajo. Mi short. En serio, calculado, cuatro dedos por encima de la rodilla. Pues ese día, fue entrar en la oficina, y recibí no solo mas saludos que nunca, si no que mucha gente se acercó a mí en varias ocasiones, para preocuparse por mi DNI. PRIMERA SITUACIÓN: Estoy en la máquina de café haciéndome un café nada mas llegar, tal como hacía cada mañana durante aproximadamente tres meses ya, o quizás cuatro. Esperando a que acabe de hacerse, mirando fijamente a la maquina mientras pienso en lo que tengo por hacer hoy en la oficina. Se me acerca la primera persona que creo que en mi vida habíamos cruzado palabra: - ¡Uy nena! ¡Que corta vas hoy! (riendo de forma exagerada). Y me estira para abajo la falda. (ojo que es que hasta se atreve a tocarme, traspasar mi espacio vital y estirarme de la falda para abajo). - ¡Hola, Maria! Buenos días, ¡eh! (Le contesto molesta mientras me subo la falda, pero manteniendo la sonrisa). - Nena, ¡que atrevida te veo hoy! (Me insiste con sonrisa forzada) - Bueno mujer, menos mal que llevo un short debajo, porque me has bajado tanto la falda de golpe que casi se me ve por arriba mi ropa interior. (le contesto, entre risas). Literal, esa mujer, nunca me decía ni buenos días. Y hoy tampoco fue el caso, pero se dirigió a mí y parece que hasta vino expresamente a hablarme. En fin, me vuelvo a mi silla, y empiezo con mi trabajo. Pocos minutos después ya estaba casi llena la oficina, y yo imprimía no se que listados que debía puntear. Voy a por mis papeles, y como cada mañana, antes de sentarme por si debo volver a dejar algo que haya recogido que no es mío, reviso lo que me he llevado comprobando que estuviese todo correcto. No se en que momento me doblé y la chica de enfrente de mi mesa, que nunca habíamos cruzado mas de un “buenos días” o “adiós” genérico, se levantó de golpe preocupadísima por mi DNI y me bajó la falda. Me giré bastante asustada, y le dije: - ¿Qué haces? - Ay Vero, que susto me he llevado, te has girado de golpe y pensé que se te vería algo. Me quedé congelada. Sinceramente. Le sonreí, le di las gracias y ni le comenté sobre mis shorts. Un rato después, me envía un WhatsApp una compañera de otro departamento con la que solía comer al mediodía ya que nuestros turnos coincidían habitualmente. “Vero, en diez minutos en la máquina de café” Esta chica, se enteraba de todos los cotilleos de la empresa, no se como lo hacía, pero siempre era de las primeras en enterarse de todo, y evidentemente, me ponía al día, era mi fuente, porque si de mi dependiese… Me dirijo a la maquina de café y la veo haciéndome en silencio “que fuerte tía que fuerte” Me levanté de mi mesa a coger algo de la impresora y escuché a Pepita y Menganita hablando de si habíamos visto la falda que llevaba hoy Vero. Ya sabes que por mi haz lo que quieras, pero deberías coserte en las faldas una tela porque al ser tan alta, te quedan siempre por encima de la rodilla, y no un poco, sino que se te ve demasiada pierna, y en esta oficina son todo gente más bien mayor, y… Le corto mientras le contesto: - Tu sabes que yo siempre llevo pantalón debajo, ¿verdad? - Si tía, pero la sensación igualmente es de que en cualquier momento se te va a ver algo, y enseñar pierna en la oficina quizás no es del todo adecuado. - (Me río, pero de verdad) ¡No me puedo creer que esto sea enseñar pierna! Es una broma esto, ¿verdad? ¿una cámara oculta? - No, no, (me dice esta vez con cara de preocupada) ya sabes que yo me preocupo por ti tía, por que me caes bien y no quiero que hablen mal de ti ni a tus espaldas, ¿sabes? - Gracias Carmen. (Y me voy). Vuelvo a mi sitio pensando lo surrealista que estaba siendo esta mañana y lo preocupada que estaba la gente por mi DNI. Incluso analizo esto de que se este dirigiendo a mi gente que nunca antes me había dirigido la palabra, ni para bien ni para mal. A lo que pienso, mañana me pongo falda larga. Y así lo hice. Al día siguiente me puse una falda larga. Empecé mi rutina diaria, y volvieron a omitir mi presencia. Volví a hablar con la misma gente de siempre, reír con la misma gente de siempre y volvieron a omitir mis saludos o comentarios generales, la gente de siempre. Cosa que me hizo plantearme: ¿Si mañana vuelvo con falda por encima de las rodillas, cruzaré palabra con gente nueva? Y así lo hice. Al día siguiente, vuelta a la minifalda. Se repiten patrones. Pero esta vez, algo aún más cómico. Se acerca a mi una chica, me dice que mi falda es muy bonita pero un poco corta para su gusto mientras espero mirando a la maquina de café que me de ese chute de cafeína que necesito de buena mañana, me giro para mirarla, y lleva una camisa transparente que deja ver perfectamente su sujetador básico negro que lleva debajo. Recojo mi café y le digo: - Gracias. Mientras marcho pensando: se puede ser hipócrita y luego esta el nivel de Esperanza. Seguí el mismo patrón toda la semana e incluso me animé y añadí otra semana a esto de: Falda larga, falda corta. Falda tres cuartos, minifalda. Y oye, sí. Puedo confirmar y confirmo, que, si un día necesitas hablar con gente, conocer gente, que te hable gente rándom y/o se preocupen por tu DNI, ponte minifalda. Cinco años de experimento social. Quizás estes estresada un día y necesites que te echen una mano y no hable ni cristo, pero si te pones minifalda y te levantas, haces amigas. O conocidas. Bueno, que mantienes conversaciones con gente que cuando llevas falda larga te convierte en holograma. Así que ponte minifalda y exige casito. Sobre todo en días de sobre carga laboral 😉