El principi del final

El principi del final

dimarts, 5 d’abril del 2022

Red Flag – Amiga, date cuenta.

 Una vez estuve conociendo a un chico (por suerte por poco tiempo) que me gustaba bastante.

No sé bien bien el motivo por el que me atrajo tanto desde el primer día, supongo que fue una de esas conexiones inexplicables, el caso es que se me pasaba el tiempo volando con él, admiraba escucharle hablar y me intrigaba muchísimo como persona.

Quizá fuese ese el motivo, que me mantenía intrigada, con ganas de aprender a leerle, de saber de él, de su vida, de su forma de pensar, de hacer…

Aunque en un par o tres de meses quedando nunca llegué a entender absolutamente nada. Y soy de las que piensa, que cuando no entiendes algo, es por falta de información.

A mi parecer, las relaciones con las personas, de todo tipo de carácter, pensamiento y edades, es uno de mis puntos fuertes, se me hace bastante fácil crear confianza y complicidad, una vez he leído como son. Eso sí, solo hay una condición: la otra persona también tiene que estar dispuesta a abrirse, reír, pasarlo bien y relajarse para vivir experiencias de manera natural. Bien sea una conversación, una cena, una salida al teatro, o un paseo, pero necesito que la otra persona también esté dispuesta a relajarse, vivir, compartir, y no se cierre en banda y se dedique a observar, pensar y callar.

El caso es que todo él era bastante contradictorio entre hechos y palabras, pero de una manera exagerada que vais a ver rápidamente en esta historia anecdótica.

Si quedé seis veces con él, fueron mínimo seis RED FLAGS de libro que se veían antes del final de las mismas. Lo que me confundía era que su propia descripción de él mismo o las cosas que me explicaba eran absolutamente contrarias a las cosas que vivía con él. A su comportamiento.

PRIMERA RED FLAG: LA IMPORTANCIA DEL LENGUAJE NO VERBAL.

El primer día que quedamos, fuimos a dar un paseo por el Raval, tomar una copa de vino y presentarnos formalmente, ya que llevábamos tiempo hablando por teléfono y parecía, teníamos complicidad y coincidíamos en la manera de entender la vida y el mundo.

Fue tan bien, pasaron tan rápido esas horas, que decidimos ir a otro lugar a cenar de tapeo. Me llevó a uno de los restaurantes favoritos de Rosalía en Barcelona centro, me explicaba. Lo leyó un día en algún articulo y se le quedo grabado para ir a visitarlo en algún momento.

Me pareció una idea perfecta.

Una vez en el lugar, nos sentamos en la barra, porque no había sitio en las mesas, yo sinceramente, odio muy fuertemente sentarme en la barra de los bares y mucho mas aún sentarme en taburetes. Pero bueno, estaba a gusto, estábamos en el bar y nos podían coger sin reserva, ¿Qué importaba ese pequeño detalle?

Pedimos un par o tres de tapas (bastante raras, incluyendo la de croquetas) y lo cierto es que esas croquetas de PAVO fueron ¡las más buenas que he probado nunca!

Estábamos hablando, riendo, y de repente empezó a hablarme de sus teorías creadas sobre nuestro alrededor: la pareja que había a un lado nuestro, la del otro lado, los de detrás… ¿Cómo? Me sorprendió mucho que en tan poco rato allí sentados, hablando y decidiendo las tapas ya hubiese podido estudiar todo nuestro alrededor y crear esas teorías, pero me pareció un juego divertido y me animé a mirar disimuladamente y seguir creando teorías entre citas Tinder, amigos, parejas con complicidad, parejas discutiendo…

Hasta que, en algún momento, dejamos de jugar a estudiar el alrededor para volver a centrarnos en nosotros y seguir hablando de nosotros.

Fue entonces, cuando empecé a explicarle que se yo que tontería de mi vida que me pareció gracioso y/o anecdótico explicarle y recibo como respuesta:

-        Aquellos del fondo siguen peleando, estos la noche no la acaban bien.

No me sentó muy bien. Y me lo notó cuando mi respuesta fue un silencio y mirar las tapas, seguir comiendo y mirar hacia el lado contrario.

En ese momento pensé, recordé aquella relación que dejé diez años atrás porque vivía obsesionado con estudiar y analizar a la gente de su alrededor dejando en un tercer plano a las personas que tenia a su propio lado. Me recuerda bastante a las personas que se pasan el rato frente a familiares y/o amigos con el móvil en la mano hablando con otras personas.

Estas actitudes, alejan a las personas que tienes cerca totalmente.

Pero me recompuse. Y le reclamé:

-        Oye, ¡te estaba hablando!

-        Si, si, te he escuchado. Como respuesta.

Cosa que me hizo sentir bastante incomoda porque entendí que esa conversación no seguiría. Ya no tenía caso. Así que decido abrir otra nueva relacionada con nuestro momento tapeo, con nosotros y nuestra primera cita, pero me volvió a interrumpir diciéndome su teoría sobre la pareja mona que teníamos al lado.

Es entonces cuando decido poner fin y explicar cómo me está haciendo sentir: “Oye Alejandro, no me gusta estar hablando con alguien y que esta persona este mas pendiente de la gente que hay alrededor nuestro teorizando sobre sus vidas y espiando sus conversaciones y comportamientos que de nuestra propia conversación.

Su respuesta fue que podía hacer las dos cosas a la vez, pero en las dos ocasiones que pasó esto, me demostró que no, que ni podía ni estaba por las dos cosas a la vez.

Salimos de ese restaurante y, digamos que olvidé ese momento. Quise olvidarlo ya que, paseando, volvíamos a reír, coincidir en cosas, explicarnos cosas… y me pasaba de manera rápida y amena la noche.

Tal como lo cuento, todo queda en una simple anécdota, donde yo le explico a un desconocido algo que me hace sentir molesta, tu lo pillas, no lo vuelves a hacer en muestra de respeto y todos felices, ¿verdad? Pero,

¿Creéis que esto no se volvió a repetir?

Si, si volvió a pasar. Y en la segunda ocasión fue peor aún, tanto en la manera de hacerlo como la excusa/justificación recibida.

Resulta, que, en otra cita, vamos a cenar a un restaurante donde él previamente había realizado una reserva.

Ya teníamos confianza, así que yo iba contentísima a reunirme con él con una super noticia: me habían subido el sueldo en mi empleo y además tenia un día a la semana visitas a un cliente que estaba cerca de su casa, así que podía marchar mas tarde de su casa y desayunar tranquilamente juntos, sin madrugar tanto como en las últimas ocasiones.

Pero no tuve ni la oportunidad de explicárselo. Puesto que cuando llegamos, nos sentamos y pedimos, empecé con mi noticia:

-        ¿Sabes que Alejandro? Vengo su per contenta, ¡tengo una muy buena noticia! Resulta que...(empiezo)

Pero le veo mirando a una familia que acababa de llegar y se estaban sentado en la mesa de detrás de mí, ni me miraba a la cara, a lo que insisto haciéndole un gesto con la mano:

-        Hoy he ido a visitar a un cliente al que iré todos los martes…

Pero nada, no me mira. Y me corta para decirme:

-        Son franceses esa familia.

Molesta, le reclamo:

-        Alejandro, en alguna ocasión ya te dije que me parece molesto estar hablando con alguien que ni me mira a la cara. Me parece una falta de respeto que además tus intervenciones sean sobre nuestro alrededor y no el tema del que te estoy hablando.

A lo que me responde:

-        Yo puedo estar por las dos cosas a la vez, mirarte a ti todo el rato es demasiada atención para mí.

Esa frase, demasiada atención para él mirar a la persona que le habla, no solo me parece ya una falta de respeto genérica, sino que me esta indicando que para él no merezco ese tipo de atención. A lo que le reclamo:

-        Mira, yo estoy acostumbrada a otro tipo de maneras, con amigas, familiares o quien sea que tenga delante, cuando me hablan, no solo pongo el oído para escuchar sino que también les miro en muestra de respeto y les voy indicando que estoy atenta, será un tipo de lenguaje no verbal que he aprendido y no parece encajar con tus maneras, pero ya te he comunicado que me molesta hablar con personas que miran hacia otro lado y encima sus intervenciones son para cambiarme el tema y/o hablarme de personas desconocidas del alrededor que sinceramente no me interesan lo mas mínimo. Si quedo contigo es para conocerte a ti, escucharte a ti, y hablar contigo, no para mirar desconocidos y teorizar/comentar sobre ellos.

Simplemente, se dedicó a recriminarme que estaba exagerando con mi actitud, que le estaba creando un momento incomodo y que no le parecía importante estar mirando el alrededor mientras yo le hablaba porque era costumbre suya y él podía hacerlo y se sentía a gusto así.

Ahí entendí que esto era una bandera roja de libro como una casa de grande.

No solo no le da importancia a algo que me hace sentir incomoda, sino que encima me trata de exagerada por comunicarle por segunda vez que estoy molesta con esa situación.

Esta claro que quien no te quiere entender, no lo va a hacer. Que quien no te respeta no lo va a hacer por mas que se lo reclames. Que cada uno da la importancia y la atención que le sale y no lo que le reclaman. Y si esto pasa en nuestra sexta cita… no quieras imaginar como te verás en seis años.

PRIMERA LECCIÓN QUE SACAMOS MIS AMIGAS Y YO AL HABLAR DE ESTAS ANÉCDOTAS: A la primera red flag, ¡huye! Si comunicas a alguien que una actitud te molesta y te la repite, ¡huye!

Si le comunicas a alguien que no te gusta la actitud que esta teniendo hacia ti, y te trata de exagerada y transforma tu sentimiento en un ataque hacia él: ¡huye!

No lo justifiques, no lo obvies, no escuches a quien no te escucha, amiga, ¡huye!

SEGUNDA RED FLAG:  “NO SEAS TAN SIMPATICA”

Estamos paseando un día, hablando y riendo cuando de repente se nos cruza un perro que salta y coge una pelota que aparece de la nada delante nuestro.

¡!GUAU!! ¡Digo riéndome!

¡Que salto ha dado el perro!

Me giro, y la dueña, me pide disculpas (por el perro, evidentemente)

A lo que le respondo:

¡No, nada! Y sonrío.

Esta fue la conversación. Pues cuando vuelvo a girarme, a este chico, no se le ocurre mejor idea que reclamarme mi comportamiento:

-        No seas tan simpática con la dueña, a ver si ahora se nos van a acoplar la dueña y el perro.

Mira, no supe ni que contestar. Mi reacción fue pasar de sonreír por la chorrada que acababa de pasar que me había parecido hasta graciosa a preguntarme que estaba pasando en ese momento que estaba recibiendo una reclamación.

Lo dejé pasar, aunque tuve toda esa tarde en mi cabeza el runrún que me hacia preguntarme como era posible que me hubiese “regañado” por contestar con educación a alguien que nos había pedido disculpas. Porque simplemente había pasado eso, que había reaccionado de manera espontanea a una disculpa informándole de que no pasaba nada.

“No seas tan simpática”

Se me repetía en la cabeza. Tanto es así que al día siguiente tuve que hacer varias consultas a amigas y compañeras de la oficina, de las que solo obtuve la misma conclusión:

Amiga, sal de ahí. Red Flag de libro.

TERCERA RED FLAG: LECCIONES DE LO QUE ES UNA FAMILIA ESTRUCTURADA.

No contenta, claro, yo ya tenía varias red flags sobre mis espaldas con el mismo chico, pero yo sigo quedando porque un momento malo, un comentario desafortunado… en fin, justifícalo como quieras. Que me gustaba y quería seguir conociéndole porque el balance era mas positivo que negativo, aunque tuviese avisos de que de esa no iba a salir bien parada.

Y llega la tercera red flag como un piano.

Me llama y me dice que me va a preparar mi plato favorito, cual era mi bebida favorita, que vamos a cenar en su casa (ay si, ahora recuerdo que era de nuestras primeras citas) que majo el chico, como se lo curra, pienso. Encantador él, se encarga de comprar todos los ingredientes, hacerme la cena y buscar un vino blanco tal como yo quiero ¡que me va a gustar seguro!

Voy a su casa, y mientras le veo cocinando pienso: es guapo, cocina, interesante... al fin estoy con ese tipo de chico que sabía que existía.

Nos sentamos a cenar, y no recuerdo cómo, sale la conversación de nuestros padres. Su madre había sufrido cáncer, la mía también. Le cuento que la mía, además, tuvo la desgracia de que sufrió primero cáncer de pecho, después de ovario y finalmente, al recuperarse de los dos, cogió lo más difícil y duro que recuerdo haber vivido: una depresión.

A lo que me responde y cito textualmente:

-        La mía no cogió depresión porque tenía una familia estructurada.

Mira, no se que cara puse porque no me la veo. Pero sentí como me hervía la sangre desde el dedo meñique del pie hasta la última punta del pelo de la cabeza existente en mi ser.

Me quedé callada y me lo notó en la cara. A lo que continuó:

-Quiero decir, que mi madre tenía a mi padre con ella.

No pude más. Le dije:

-Mira, mi madre no tenía a un hombre a su lado, ni lo necesitaba. Tenía algo mas importante, a sus dos hijos. Y si, también es una familia estructurada una madre soltera.

No sabía como justificarse, pero en todo momento continuaba intentándolo.

Le respondí:

-        Alejandro, mira, de verdad, acéptalo. Es un comentario muy desafortunado y fuera de lugar que no debías haber hecho. No pasa nada. Entiendo que no era tu intención. Que no tienes intención de decirme nada negativo de este tema que ya de por si es duro.

Esto, en mi gran afán de echar una mano a la persona que la ha cagado y no sale del duro momento en que ves que has ofendido a alguien, pero el muchacho, en lugar de coger la mano que le tendí, aceptar el error y continuar cenando en paz y armonía me siguió insistiendo en que estaba entendiendo mal el comentario, que él quería referirse a que su padre estaba allí con ella en todo momento.

Finalmente, y en vista de que no había manera de arreglar aquello, sino que, al contrario, seguía en su línea cegándola más y más por momentos cuanto más hablaba con tal de no aceptar el error, me dediqué a callar y pensar mientras cenaba:

“Para familia desestructurada la tuya majo, que tu madre tiene dos hijos, pasa un cáncer y sus hijos viviendo fuera y ella “sola” con su marido. Al menos la mía tuvo y tiene a sus dos hijos en todo momento a su lado para lo que necesite.”

Realmente, me dieron ganas de levantarme y marchar. Se me quitó el hambre y ni mi plato favorito era capaz de comer, aunque hacía el esfuerzo porque quería salir de esa situación tibante, pero me quedó claro, que una vez más, para salir de esa, debía agachar la cabeza, callar y que por mucho que informara de que estaba ofendiendo, nunca aceptaría una cagada. Antes se pasaría horas y horas cegándola más.

Otra red flag de libro. Amiga, te esta diciendo en tu cara, que no considera a tu familia, una familia estructurada, que ni entiende que es una depresión ni lo quiere entender y que por mas que le digas que un comentario y/o actitud es desafortunada y te esta molestando, ni te va a pedir disculpas, ni lo va a querer mirar/entender como le estas explicando.

Tu comunicación emocional activa con él vale 0. RED FLAG. ¡HUYE!

Pero no lo hice… me quedé en su casa, y después de desahogarme con mis amigas, quise olvidar y ocultarlo bajo la excusa de la intención.

Es por ello, que puse de mi parte para que pronto me llegase ¡otra red flag!

CUARTA RED FLAG: EXPLICAME COMO PIENSO.

Si no os habéis leído el libro “ELS HOMES M’EXPLIQUEN COSES” de Rebecca Solnit, os lo recomiendo desde ya y aquí.

Y os lo recomiendo porque es super necesario a la hora de poder localizar rápido a los hombres “opinologos” que te quieren explicar tu vida, tu identidad, tu profesión y lo que haga falta, aunque en la vida se hayan dedicado ni de lejos a ello.

Esta bandera roja, trata de ello. Una de las coincidencias que tenía con este chico, Alejandro ( que como podréis imaginar no es su nombre real, tenía mas bien un nombre catalán) es el amor por la cultura catalana. Los dos defendemos y usamos la lengua catalán aunque existían notables diferencias entre nosotros, como por ejemplo:

ÉL: chico nacido en Barcelona, con ambos padres nacidos en Barcelona, de raíces catalanas (vete a saber cuántas porque también venía de abuelos catalanes), Catalanoparlante, que vive en la zona alta de Barcelona, familia acomodada económicamente y que ama su tierra natal.

YO: Chica nacida en Santa Coloma de Gramenet, con padre manchego, madre Sevillana, (inmigrantes hace unos 50 años), de abuelos españoles, castellanoparlante que aprende y adopta la lengua catalana, con todos los esfuerzos que ello conlleva sobre todo cuando se vive en una de las ciudades más pobres de Cataluña ( y en la que menos se utiliza el catalán) y se viene de una familia donde faltan recursos pronto y la prioridad de supervivencia te lleva a la rápida inserción en el mundo laboral para ayudar a su familia, pero aún así aprende, defiende la lengua y la utiliza siempre que puede, y como él, ama su tierra natal.

Es importante, cuando se habla de las descripciones de cada uno, hablar de las situaciones sociales, porque casualmente, en las ciudades mas pobres, hay menor nivel de estudios superiores, mientras que, en las ciudades mas ricas, como Sant Cugat, el porcentaje de la población con estudios superiores es muy superior al de Santa Coloma de Gramenet, por lo tanto, cuando se habla de cultura de las personas, se debe de tener en cuenta del público al que te diriges.

Pues bien, cuando se toca el tema de la política, arriesgas a entrar en debate. Y no pasa nada. Son sanos. Él vacilaba de “pertenecer” a una ideología mas de izquierdas que la mía ( aunque estas cosas, por mas que te definas, lo que la identifica es el comportamiento de cada uno en el día a día) yo me reía puesto que me hacía gracia que una persona acomodada me venga a dar lecciones de pensamiento y comportamiento obrero, pero bueno, todo en la vida y en este mundo es posible.

Hasta que llegamos al eterno cliché de “que hacen y como se comportan los castellanoparlantes en Cataluña, que piensan y porque lo hacen”.

Que mira oye, todo en la vida se puede decir de varias maneras, pero que una persona catalana de yo que se cuantos apellidos catalanes, me venga a mí, una hija de inmigrantes españoles, de una ciudad que en su mayoría somos castellanoparlantes, a explicar, como actuamos, pensamos y cuales son nuestras intenciones para con Cataluña y los catalanes, pues mira NO.

Todo empezó con un: “es que yo odio a los castellanoparlantes que llevan aquí 30 años y no hablan el catalán”” esta gente son unos colonizadores que solo quieren hacer daño a Cataluña y acabar con el catalán”

En mi línea de eterna paciencia y compasión por alguien que veo que va a estar a punto de recibir un sermón que le va a dejar por los suelos, le digo:

-        Bueno, creo que te equivocas pensando que la intención de los castellanoparlantes es acabar con el catalán, y que las personas que llevan aquí X años y no hablan el catalán es porque única y exclusivamente han venido a colonizarte a ti, y joderte a ti, catalán. Quizás, hayan inmigrado en búsqueda de una vida mejor, y al tener a sus hijos aquí han criado a una nueva catalana, como yo, que aprende, adopta y defiende la lengua gracias a que mis padres se han dedicado a sobrevivir, y buscar un futuro mejor para mi del que tuvieron ellos. Tanto a nivel educativo, como cultural como laboral.

Pero no, parecía que no tenía ganas de escuchar experiencias y/o opiniones de personas que, si son castellanoparlantes, se crían y mueven con otras personas nacidas aquí castellanoparlantes y de padres castellanoparlantes que llevan aquí X años y aunque lo entienden, no lo hablan, pero si te contestan en su idioma tan ricamente y tan naturalmente y sin ningún tipo de problema.

No, eso no era lo que quería escuchar, mejor dedicarse a seguir aleccionándome, él, hombre catalán, de familia acomodada a mí:

-        Es que yo entiendo tu caso, que será uno de mil, porque la mayoría de los castellanoparlantes lo que quieren es hundirnos, lo que quieren es que se pierda el catalán, no tienen intención alguna de adaptarse.

En mi eterna paciencia, y después de un rato de sentir ofensas hacia mi familia y amigos, le dije:

-        Entiendo que se ha creado una tensión y un odio entre unos y otros que no creo real. Partidos como C’s no representan a los castellanoparlantes. Yo conozco muchas personas catalanoparlantes y de familias catalanas que no hablan el catalán porque no es cool y que votan partidos que SI quieren acabar con el catalán. Estas personas son de apellidos catalanes. Y por otro lado, te insisto, en que yo, castellanoparlante de familia inmigrante que lleva X años aquí y entiende pero no habla el catalán, con amigos castellanoparlantes, no queremos ni fastidiar a Cataluña, ni eliminar el catalán y es muy peligroso este discurso, sobre todo cuando lo haces frente a gente que defendemos la cultura catalana y el idioma igual o más que tú. Estas atacando directamente a mi familia, a mis amigos, a mi identidad y no te cortas un pelo. Creo, que yo antes de generalizar y hablar de catalanes de 8 apellidos catalanes, podría preguntar y aprender (que es lo que hago) y tú, si quieres conocer y/o informarte de porque la gente no aprende, no lo habla o si, podrías empezar por informarte preguntando a las personas que viven en ese ambiente antes de saltar con prejuicios.

Pero no amiguis, no hubo manera de entendernos. Intenté poner el ejemplo de que yo, mujer blanca, nacida en Cataluña, no le voy a dar consejos a una mujer inmigrante negra, de lo que es buscarse la vida, porque seguramente ella, ha partido de mas atrás que yo. Igual que no le voy a dar lecciones a una lesbiana de como se vive el lesbianismo. Es tan básico esto…

Me decepcionó tanto, y evidentemente fue tan imposible entenderse, que cuando salí de aquí, llame a mis amigas para explicarles, pero no solo a las castellanoparlantes, necesitaba también explicar esto a mis amigas y amigos catalanoparlantes, y cada conclusión finalizaba con cosas como:

“Si esto te lo dicen a ti Vero, con lo catalana que eres, no me quiero imaginar que me dirían a mi” “yo si no hablo catalán es porque no me sale como mi idioma materno, yo no voy por el mundo pensando en fastidiar a nadie” “veo que se relaciona con poca gente castellanoparlante” “si así quiere crear consciencia para la defensa de la lengua, vamos arreglados” “¿pero esto te lo decía a ti?”

Pues si gentecita. Esto me lo comí yo con patatas. Un largo rato que se me hizo infernal donde un hombre de clase media-alta, catalán de yo que se cuantos apellidos catalanes, me hablaba de como pensamos, actuamos, y que intención tenemos en este mundo, los castellanoparlantes de tierras catalanas. Yo creo que, si le dejo un rato más, me explica, además de como pensamos y actuamos la gente obrera, y como pensamos y actuamos la gente castellanoparlante, como pensamos y actuamos la gente que estudiamos y trabajamos a la vez. ¿Cuáles serán nuestras intenciones? ¿aprender a matar gatitos? ¿quizás somos un sector que nos movemos con la intención de acaparar el metro de la ciudad el mayor tiempo posible para así fastidiar a los demás trabajadores/estudiantes?

Lo peor/mejor de todo, es que esta bandera roja, no me hizo falta escucharla de otras personas, la supe localizar desde el inicio de la conversación, y no solo gracias al libro leído, que también, sino porque como le dije a él, a mí, por propio sentido común, no se me ocurriría explicarle a una negra, como es ser negra. Explicarle a una lesbiana como ser lesbiana. Explicarle a una madre como se sienten las madres. Por mas que haya leído, por mas que haya escuchado. Hay que saber entender en qué lugar está una, y qué lugar ocupa el otro.

Para no convertirte en una red flag tan clara y tan de libro como esta.

Pero es que espérate…porque yo en mi ya no sano juicio… sigo quedando con él. Y “solo” vamos por la cuarta red flag, de las cuatro que os voy a explicar que no son todas las que viví. También os lo digo.

Mientras se os van ocurriendo adjetivos descalificativos con los que describir mi actitud con este chico, de los cuales, muy probablemente ya haya escuchado muchos de ellos de mis amigas mientras viví esta gran experiencia religiosa, inicio la:

QUINTA RED FLAG: SUS PALABRAS Y ACCIONES SON TOTALMENTE CONTRARIAS.

Como os explicaba antes, a este chico nunca lo llegué a conocer del todo. Antes de la primera cita, me dijo que había pasado años viviendo en el extranjero y teniendo relaciones pasajeras, por lo que ahora buscaba algo mas bien estable, que no significa serio, pero si conocer personas con las que conectar, confiar y mantener una relación fuera la que fuese con responsabilidad afectiva.

Cosa, que evidentemente, a mí me pareció muy afín a mí, ya que le explicaba, estoy en un momento en que lejos de mis obligaciones busco paz y tranquilidad con mi entorno, ante todo.

El primer día, en la primera cita, aquella del bar de tapas de la Rosalía, ¿recordáis? Justo al marchar, cuando nos despedíamos en el metro, me dijo:

-        Yo ahora me planteo el tema de una relación abierta

A lo que yo le respondí:

-        Me parece muy interesante este tema, el próximo día, lo hablamos y me explicas

Ese día, ya era tarde y yo debía marchar. Tardamos pocos días en volver a vernos, dos o tres, no más. Yo iba intrigada porque este tema lo he hablado con amigas mías y me parece muy interesante. Creo, y a mi parecer, es tan amplio como relaciones existan, ya que según tengo entendido trata de acuerdos y cada acuerdo puede ser diferente.

Como siempre quiero aprender, le pregunto sobre el tema, quiero saber que piensa, que quiere conocer, pero me dice que no es que lo quiera aplicar, bueno, no está seguro, solo que tiene en mente que quizás podría planteárselo.

Yo le respondo, que para mí es como tener varios rolletes, pero con responsabilidad afectiva, cosa que no me parece mala idea si te tiene ganas, tiempo y sobre todo comunicación.

En ese momento me dice que no quiere eso conmigo. Que no es lo que esta buscando cosa que me deja bastante sorprendida, pero vale, esta bien.

Desde ese día, en todas las siguientes citas, me sacaba de la nada, que no sabía que quería yo con él, que buscaba como veía mi relación con él, y yo siempre le respondía lo mismo: te estoy conociendo, no lo se, me tienes bastante confundida, dices y desdices cosas, en mi opinión te contradices mucho y no siento que me dejes conocerte o estes cómodo conmigo.

Este tema quedó así. Nunca mas volvimos a tocarlo. Pero desde entonces siempre me sentía en la necesidad de aclararle que le estaba conociendo y no sabia aun con que intención, me encontraba muy incomoda cuando me preguntaba de repente y no de una manera, a mi parecer lógica o normal sino bastante agresiva, que tenia yo con él o como describía nuestra relación. Realmente nunca lo entendí ni como una pregunta, las veces que me decía esto, lo hacia entre afirmaciones como: “eres tan fría que no se que piensas de esta relación que tenemos” “tienes un caparazón tan duro y te quieres hacer la fuerte y no se si esto afecta a nuestra relación”

Chico, no sé, te he visto dos veces, tres veces o quizás cuatro, con intervalos de 3 semanas de entre medio, a veces ni hablamos durante días, no se mucho de ti, pero en ello estoy. Conociéndote, quedando, en tu casa contigo. Creo que te demuestro que quiero quedar, que si me preguntas cualquier cosa siempre te soy sincera, pero no se que debo responder cuando yo estoy tan tranquila hablando y disfrutando de él y de repente, ¡zas! Recibo un comentario que me describe como persona fría, distante y tal que no pregunta nada, solo afirma.

Me descoloca bastante y no se que quieres que te diga. Pero en una de aquellas, intento acercarme y ser mas cariñosa con él, quizás, no sé, no me doy cuenta y soy fría y distante. Dudo ya hasta de mí, aunque yo no lo sienta así. Es entonces cuando me habla de su espacio vital, de que le gusta estar solo, disfrutar del silencio, etc.

Cosa, que evidentemente, comparto y por lo tanto de vuelvo a dejar su espacio vital del que yo también estoy disfrutando.

Pero si me dice una cosa y luego cuando me acerco otra, yo me vuelvo loca.

Y esto me recuerda a otra ocasión.

¿Os acordáis de la cena en el restaurante que él reservó con anterioridad? Si, aquella cita, en la que teníamos a unos franceses detrás y donde me dijo aquella frase de:

-        Que te mire mientras me hablas es pedirme que te preste demasiada atención.

Pues aquel día, como os expliqué yo iba con la buena noticia de que, así como llevábamos ya un par de veces quedando entre semana para que cenase con él y me quedase a dormir con él en su casa, de repente, tengo un cliente al que debo visitar a primera hora de la mañana cada martes y vive cerca de su casa, con lo cual, podríamos concertar un día a la semana para quedarme a dormir con él. Pero, aunque ese era mi plan, darle la buena noticia y dar un paso mas en nuestra relación, saliendo de mi esta propuesta, nunca se la llegue a decir.

¿Qué por qué?

Ese mismo día que nos enfadamos en el restaurante, opté por no seguir contándole nada. No me prestaba atención así que ya se lo contaría en su casa.

Pero entonces, al llegar a su casa me empezó a explicar:

-¡Buf! Es que tengo futbol un día a la semana y tú no sabes el compromiso que significa para mí, tener algo fijo que hacer cada semana, un día a la semana siempre lo mismo.

Yo, evidentemente, escuchándole y preguntándole si eso le parecía un gran compromiso y que él me explicase y respondiese que sí, no me atreví a decirle nada y mucho menos proponerle un día fijo a la semana que vernos.

Lo pillo, lo capto, no hay propuesta. Fuera de lugar quedó. No pasa nada.

Pero en cambio anteriormente me dijo que a él le gusta tener sus cosas planificadas, otra cosa en la que coincidíamos ya que los dos disponíamos de poco tiempo libre.

En fin, otra red flag imposible de tratar. Cuando dicen A y al día siguiente B.

Cuando te dicen que quieren hacer cosas contigo y verte, pero luego solo te llama para quedar a partir de las 21h y en su casa, sabiendo que al día siguiente madrugamos los dos.

Cuando te dice que eres fría y distante, pero en cambio él es quien cambia su manera de ser cuando estamos en la cama y fuera. Se lo dices y te lo reconoce, pero la siguiente vez, la reclamación vuelve a ser para ti.

Yo sinceramente, cada vez que explicaba sus contradicciones recibía un: Vero, sal de ahí.

Red flag en toda regla, porque la gente que no sabe explicarse y actuar de forma sencilla, que se contradice tanto, en sus palabras y acciones, es porque ni ellos mismos saben que es lo que quieren y por lo tanto tú, tampoco lo vas a saber nunca ni te vas a sentir cómoda nunca.

Y el que juega a un juego sin saber las reglas, siempre tiene las de perder.

SEXTA RED FLAG: MENOSPRECIAR LOS GUSTOS DE OTRAS PERSONAS

Este es un tema que me hizo condicionar mucho mi comunicación con él. No es ningún secreto que yo escucho mucha música, sobre todo pop-rock español, pop-rock catalán y pop-rock inglés. Pero dentro de todas las mezclas que existen actualmente y géneros, escucho muchas otras cosas, igual te puedo cantar canciones de los chichos, como de Marlon o Shakira, ¡yo que se! Y en catalán e ingles me pasa un poco lo mismo, desde el Pets a Oques Grasses o Auxili, ¡ yo que se! ¡Canciones randoms que me gustan!

Aunque también es verdad, que hay música que la canto porque la mamé de mis padres, véase los chunguitos, los chichos, julio iglesias, OBK…

El caso, es que mi personalidad es la siguiente: como siempre estoy escuchando música, y considero que me tomo la vida de manera bastante positiva, las situaciones, me recuerdan a canciones. A veces, simplemente, estoy feliz, y una frase o palabra, me recuerda a una canción y te la canto y bailo (tampoco entera, ¡eh! Pero una estrofa relacionada con esa frase/palabra).

En una de esas citas, estábamos en su casa, y no se de que hablábamos, pero surgió eso. Me levanté y me puse a cantar una canción de los chichos. Se quedó mirándome y me dijo: ¿eso que es?

Entre risas, el dije: ¡los chichos! ¿No conoces la canción?

Me miró serio y me dijo: vaya referentes tienes.

Me reí y ahí quedó. Pero me lo volvió a hacer poco después con una canción de camela o de pimpinela y le dije: No son referentes, son canciones que me vienen a la cabeza en el momento.

A lo que mientras me daba la espalda y marchaba, me dijo: Las canciones que te vienen a la cabeza son los referentes que tienes y eso me hace que pensar.

Yo…nunca volví a cantar nada con él. Aunque me viniese a la cabeza.

Pero no solo me pasó con canciones.

Expliqué que me gusta escribir historias y que en su mayoría las dejo para mí, para mi recuerdo. Que suelen ser experiencias mías o de mis amigas o incluso algunas, fantasías en mi cabeza. Lo hago para relajarme para deshacerme de las ideas que me vienen a la cabeza y que quiero plasmar. Para salir de mi rutina diaria igual que leyendo.

Me dijo que a él le gustaba mas leer y que no consideraba un hobbie sano escribir pasándome tantas horas al PC como me paso.

Me preguntó que tipo de lectura me gustaba leer, le dije que varios estilos, pero últimamente estaba sumergida en la lectura feminista, que él no considera ni cultura ni un tipo de lectura.

Me preguntó que me gustaba hacer en mi tiempo libre, le dije que planificar salidas con mis amigas, pero planificar no es tener tiempo libre.

Todo era criticable. Todo era menospreciable.

Amiga, date cuenta. RED FLAG en toda regla. ¡HUYE!




 

 

4 comentaris:

  1. Vero, fuig d'aquestes persones i relacions ... et mereixes quelcom millor 😘

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  2. L'autor ha eliminat aquest comentari.

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  3. "últimamente estaba sumergida en la lectura feminista," ESO SI ES UNA RED FLAG PARA SALIR CORRIENDO. STOP FEMINAZIS

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  4. Ostres, he vingut a petar aquíde casualitat i m'ha enganxat la història. Bravo, molt útil, divertida, amena... m'ha encantat. I si, fora haver de patir red flags.

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